La Brújula Despistada

La Brújula Despistada
La Brújula Despistada.

viernes, 21 de marzo de 2014

sábado, 15 de marzo de 2014

Caperucita Blanca

Cuando tienes un virus estomacal tus colores desaparecen del plato. Tu menú se descolore: sólo puedes comer arroz blanco (y caldoso), pavo (que no tiene más color), pan con aceite... Y yo, que llevo una semana así (y que ese menú no me ayuda a estar menos alicaída) recuerdo este cuentecito incluido en el libro Caperucita Roja, Verde, Amarilla, Azul y Blanca, de Bruno Munari y Enrica Agostinelli, aunque no ayude demasiado. Adivinad cuál.

***
Nunca se ha visto tanta nieve. Hoy, al despertar y abrir la ventana, nos ha cegado tanta blancura; la nieve caída durante la noche ha cubierto todo.
¡Nunca se ha visto tanta nieve!
Aun mirando con atención la nieve, no se consigue distinguir la caseta del perro, ni los arbustos de boj, ni el banco de piedra, ni el contorno de los parterres, ni el sendero que lleva al bosque. Aun abriendo bien los ojos, no se consigue ver nada.
En medio de la nieve se ven sólo los ojos de Caperucita Blanca.
"¿Cómo lograré ir a casa de la abuela Clara y llevarle los huevos, la leche y el azúcar que mi madre me ha preparado envueltos en un hatillo hecho con un paño blanco?"
Y la nieve continúa cubriéndolo todo. Caperucita Blanca camina lentamente por la nieve en dirección al bosque. Que todavía no se ve.
La nieve está muy blanca y Caperucita Blanca se hunde hasta las rodillas. Se encuentra con un pintor blanco, que ha perdido su caja de colores. Caperucita lo consuela y le sugiere ir a ver a Blancanieves para que le dé otra nueva.
Después de un rato caminando por la nieve, Caperucita Blanca oye un extraño aullido, pero no ve nada. ¿Será el lobo blanco?¿Dónde estará?¿Qué hará? Mientras tanto el lobo continúa aullando, pues está muy enfermo porque le ha dado una indigestión de abuelas y ahora sólo puede comer arroz blanco. Pero ¿dónde estará? No se ve nada. Tampoco el lobo ve a Caperucita, que continúa su camino por la nieve.
Caperucita Blanca ve un enorme montón de nieve: quizá la casa de la abuela esté bajo la nieve. Caperucita se abre paso a través de la nieve y encuentra un cartel escrito con tiza blanca, donde se lee:
Me he ido al África negra, regresaré en verano.
Adiós, no llores.
Caperucita enrojece por la sorpresa, pero por dentro está un poco verde por no haber encontrado a la abuela.
-¡Parece un cuento de misterio! -exclama. Y se encamina de vuelta a casa de su madre. Hace mucho frío y Caperucita está un poco morada, pero todo se arreglará cuando encuentre a su mamá. No se ha vuelto a ver al lobo.
Esta extraña historia os hará pasar la noche en blanco.
Y blancarín blancorado este cuento se ha terminado.