La Brújula Despistada

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La Brújula Despistada.

martes, 1 de noviembre de 2011

El interrogante Tolkien-Lewis-Rowling

                     Muchas personas han leído los libros de El Señor de los AnillosLas Crónicas de Narnia o (y también , o incluso y/o) Harry Potter. A las personas que los leen suelen gustarles, pero hay personas a las que no les gusta que comparen Las Crónicas de Narnia con Harry Potter y El Señor de los Anillos. Tal vez porque en general, Las Crónicas de Narnia es una saga algo más luminosa y sencilla que las otras, que son algo más oscuras, de trama más complicada y quizá (en el caso de El Señor de los Anillos, sin el quizá) de una narración más espesa. Hay gente que no comprende por qué las comparan entre sí, puesto que no ven similitud entre Harry Potter y Las Crónicas de Narnia.
                      Pero Tolkien y Lewis fueron amigos (y eso que uno salió de Oxford y el otro de Cambridge), así que algo se debieron influenciar mutuamente . Y la amiga Rowling leyó Las Crónicas de Narnia. Está claro que un escritor, en gran parte, se forma leyendo, y que esas lecturas le influyen a la hora de escribir.
                       Así que por eso se compara a los tres escritores   

¡No todos los gatos son iguales!

Gatos hay de muchas razas, pero las más conocidas son estas:
Gato español, porque le gusta bailar sevillanas y ver los toros... Gatos negros, que viven en iglesias y cementerios para asistir a los funerales. Los siameses, para ambientar los restaurantes orientales, y los gatos egipcios y persas, para traducir las instrucciones de uso de las alfombras voladoras.
        Los gatos egipcios eran animales sagrados: les ponían joyas y les presentaben ricos platos. Uno de sus platos favoritos era el ratatouille. Con salsa de rata.
        A los gatos domésticos les encanta jugar, y su juego favorito es el ratón que te pilla el gato. Y se comen las ratas y ratones según como sean: si se llaman Jerry, Pixie o Dixie, no se los comen. En el caso contrario, sí lo hacen. Como los malos de "V".
         Se sientan junto a la chimenea, miran el fuego, y así, de noche, salen a cazar. O a robar... porque de noche, todos los gatos son pardos. Las pupilas de los gatos son verticales durante el día para ver mejor por los agujeros de ratas y ratones. De noche se hace redonda para ver mejor, sobretodo la luna.
          Los gatos más perezosos son los grises y los naranjas. Los grises viven junto a estufas de carbón, y claro, se manchan de hollín y por eso son grises. Los naranjas viven en casas con pajar o en las playas, por eso son de ese color. De morenos que son. Los gatos blancos, de Angora, vienen de ahí, Angora, y pertenecen a personas ricas, de sangre azul. Y ellos son iguales.
         El sueño de un gato es llegar a la luna. El gato que lo consigue (suponiendo que sobreviva) tiene derecho a un viaje a El Cairo (Egipto). Una última aclaración: no todas las gatas se llaman Bastis, y todos suelen ser hidrófobos (excepto para beber).
            P.D.:Al contrario de lo que se cree, los gatos egipcios nunca han bailado el braceo de Egipto.  
          

Homenaje a Julio Cortázar: Instrucciones para dirigir una banda musical.

 
Vista usted un smoking si es una orquesta. Si se trata de una banda, simplemente vista de luto. Coja usted un lápiz, una pluma (que no destiñe) un palillo de dientes, su dedo o incluso una batuta, y sitúese en una tarima grande, con un atril grande y con muchos papeles grandes y dedíquese a mover los brazos.
        Mientras esté moviendo los brazos, atienda a la música. Si le pitan los oídos o se rompen los cristales, algo no marcha bien. Pare. La banda debería parar también. Rectifique y siga hasta que le guste. Si le gusta lo que suena, o siente ganas de dormir, continúe. Normalmente, es señal de que la banda toca bien.
En los conciertos, si a la gente no le gusta, afine o salude y márchese en seguida. Si les gusta o se aburren, prosiga. Si aplauden mucho al final, haga un bis. Y si le dan un ramo de flores, salude, recójalo y haga un bis.
        Hay que aclarar que los directores de orquesta a veces son más bien innecesarios. Si la banda es demasiado novata, desmadrada y desentendida, el director no hará falta, ya que no harán caso. Si la banda es demasiado buena, organizada y experta, el director tampoco hace falta, porque ya puede él dejar de mover los brazos, atarse los zapatos, beber un vaso de agua o irse al baño, que cuando regrese, los músicos habrán llegado al último compás, habrán interpretado la pieza perfectamente y no se habrán enterado de que el director no estaba.
        

Historial de la flauta (en Europa)

La flauta es un instrumento muuuy antiguo. Pero no el primero: de todos es sabido (o debería serlo) que el primer instrumento inventado fue la percusión. De altura indeterminada, por supuesto. Las primeras flautas que sabemos que sonaban bien fueron las griegas. Había una que era de dos tubos, y se ataba a la boca con una correa de cuero. O sin correa. Pero esta flauta decayó, o sea que dejó de usarse, porque era muy incómoda y porque así se ahorraban un tubo. La siguiente flauta fue la de Pan, que era un fauno, no un panadero. Esta tenía cantidad de tubitos, y cada uno era una nota. Dejó de usarse también, porque veinte tubitos más de la cuenta era muy caro. Quizá acabaron comiéndosela. Con mantequilla.

Los celtas patentaron la flauta más barata, la que, por supuesto, ha persistido hasta nuestros días: La flauta dulce (cosa rara, esta no se la comieron) La suya era de un solo tubo, de madera o metal, flaquísima y muy aguda. Aguda de timbre, las flautas no son listas ni tontas. Esa flauta pasó a la Edad Media, donde tuvo su pleno auge, como no podía ser de otro modo, con tanto juglar y trovador y rey Alfonso X el Sabio y Cantiga de Santa María sueltos por ahí. Pero rozando el Renacimiento, que es una etapa de cambio, como la adolescencia, pero no tan grave y algo más agradable, a la flauta dulce le salió la competencia: la flauta travesera, no la salada. Ésa aún está por inventar. Esta flauta se pone en horizontal, y tiene más agujeros. Es más sencillo usar la dulce, así que esa, que también la habían usado gentes cultas, quedó pa’ los der pueblo, allá por el siglo XVIII, y la travesera empezó su época de auge. Aunque a alguna gente no le hizo mucha gracia, como a un tal Mozart y a otro tal Beethoven. Afortunadamente, luego la travesera se perfeccionó para que no hubieran tantos quejicas entre el gremio, aunque pasó a tener muchos mecanismos, taponcitos y llaves, a ser de metal, (y a acarrear confusiones en los exámenes de música) y a ser mucho más cara. Por suerte, la dulce se recuperó para el siglo XX, aunque ahora está hecha de plástico, la venden en los chinos y se usa para las clases de Música en Primaria. Todo desafine y desmadre, porque hay niños que no pasan de tocar el la y el si.

Tras este fenómeno, han empezado a patentarse los usos secundarios de la flauta (que en otros tiempos tuvieron sus herramientas específicas): Las flautas dulces (sobretodo las de plástico) se usan también como despertador (usados por alguien que madrugue, claro, como el sereno), los niños pequeños pueden jugar con ella al béisbol, las abuelas y los panaderos tradicionales, como rodillo de amasar, y las personas en general, como arma de defensa personal. Aunque en estos menesteres es más contundente la travesera, ya que sirve como garrote, lanza, bate de béisbol, flecha de emergencia en tiro con arco... Y aunque no venga al caso, también puede llegar a ser un bonito adorno para el salón.